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(Breve) Historia del parapente

Los orígenes del parapente son un poco confusos y nacieron gracias a un cúmulo de factores a los que contribuyeron los estudios de Leonardo da Vinci, de los Hermanos Wright, los trabajos de Plath y de otro sinfín de investigadores que impulsaron el desarrollo de ingenios voladores.
Pero, de una forma más directa, hay que mencionar los trabajos de Francis Rogallo en el desarrollo de alas flexibles con estructura rígida.

La NASA se interesó en sus cometas para una posible aplicación en la recuperación de las naves espaciales. Se llegaron a probar paracaídas cuadrados, de doble superficie, con costillas y entradas para que pudieran tomar su forma al volar. ¡Había nacido entonces el tatarabuelo del parapente! Al final, la agencia espacial se decantó por el desarrollo de unos paracaídas semiesféricos, pero dejó un importante trabajo para el posterior desarrollo de las alas deltas y parapentes.

A raíz de estos trabajos nacen, en los años 70, las primeras alas deltas que volarán en la costa californiana. El deporte del ala delta empieza a evolucionar con rapidez, a difundirse y a ser conocido mundialmente.
Así llegamos a Francia, estamos en los años 80. Algunos paracaidistas saltan en zonas de gran actividad térmica para poder mantenerse en el aire y prolongar su descenso. También prueban de volar en paracaídas pero sin la ayuda de un avión. Esto se practica en los Alpes y con unos paracaídas modificados se hacen los primeros vuelos “de pendiente”: acababa de nacer el parapente (palabra de origen francesa: “para” de paracaídas y “pente” de pendiente).
Enseguida esta disciplina despierta un gran entusiasmo en los montañeros que ven en esta modalidad una forma rápida de bajar después de haber ascendido o escalado una montaña.
Más tarde, en 1985, se crea la primera escuela de parapente en los Alpes franceses, en Mieussy. Se forman allí muchas personas que tuvieron casi todas un papel muy importante en el desarrollo de este deporte. Es el caso de Gerardo Bielsa que, ese mismo año, funda la primera Escuela de parapente de España en Castejón de Sos.
El parapente se empieza a conocer y evoluciona. Y es que presenta muchas ventajas: se puede volar con un aparato que cabe en una mochila, su peso es de unos 15 kilos, y es la forma más fácil y económica de volar, de transportar, que tiene un aprendizaje sencillo y con una multitud de sitios para ser utilizados como despegues y aterrizajes. Estos factores contribuyen a la proliferación de escuelas.

El ala delta parece llegar a su techo y muchos posibles voladores de delta se pasan al parapente atraídos por su comodidad de transporte y accesibilidad. Los fabricantes de alas deltas y de otras disciplinas reaccionan ante esta demanda de parapente y empiezan a crearse diferentes marcas de parapentes.
En 1987, se realiza la 1a Copa Parapente Pirineos en Castejón de Sos, competición de alcance internacional y que dio a conocer el gran potencial de la zona para la practica de este deporte. En su quinta edición, en 1992, forma parte del circuito de la Copa del Mundo de parapente.
En 1995, se realiza el Campeonato de España y en 1996 se organiza el Premundial, para en 1997 realizarse el Campeonato del mundo. La celebración de estos eventos fue un éxito pudiéndose realizar vuelos de gran recorrido, duración y calidad, confirmando la localidad de Castejón de Sos como capital de vuelo de fama mundial.
Se realizan también varias pruebas del calendario español de competición, destacando las ediciones del Campeonato de España de 1999 y 2000. En el 2001, se realiza otra prueba de la Copa del Mundo, siendo la prueba del año que mejor condiciones reunió para su celebración.
En estos momentos, Castejón de Sos está reconocido como la Meca del parapente español, no sólo a escala europea sino también a nivel mundial.

La mejor época para volar es la temporada del verano, la climatología es más estable y hay buenas y potentes condiciones para el vuelo libre. La primavera puede brindar días de calidad excepcional pero es más caprichosa con el tiempo y el otoño nos puede proporcionar vuelos muy placenteros y tranquilos, pero se aprecia la menor temperatura y los días más cortos.

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